Los implantes dentales se están convirtiendo, en la actualidad, en una técnica muy habitual. Esto es porque el diente queda integrado en el hueso como algo propio. Pero, ¿cómo son los implantes dentales y en qué consisten?
Los implantes dentales consisten en una técnica quirúrgica mediante la cual se sustituye la raíz del diente por un tornillo de titanio. Cuando el implante dental ha quedado perfectamente integrado en el hueso de la mandíbula como elemento propio, entonces, se cubre con una corona dental o funda. Esta funda es lo que realmente se ve desde el exterior simulando un diente propio.
Después de que haya cicatrizado bien la extracción dentaria, es la mejor solución. El éxito de esta técnica está casi garantizado. No obstante, su aplicación en los fumadores es mucho más compleja. Los implantes dentales y el tabaco, por tanto, forman una pareja poco recomendable. Las razones son varias, y de peso.
Una de estas razones se ha citado ya: la cicatrización. En efecto, los tejidos del fumador cicatrizan con mayor dificultad. Es por ello por lo que el éxito del implante dental peligrará o, al menos, la duración del proceso será mayor y el paciente tendrá más molestias, independientemente si es un implante dental barato o caro.
Dicha combinación de implantes dentales y tabaco, por otro lado, también reduce las defensas del organismo. Esto trae consigo mayor posibilidad de contraer infecciones durante el proceso del implante.
Otra razón por la que se debe abandonar el tabaco si la persona piensa someterse a un implante, es el riesgo de inflamación de los tejidos de la boca. Como es sabido, el tabaco produce inflamaciones en dichos tejidos por lo que, cuando un fumador se somete a un implante dental, corre más riesgos de que las encías se inflamen, poniendo en peligro esta técnica.
Lo mejor en estos casos es cuidar la salud y, si es posible, dejar a un lado un hábito tan perjudicial.
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