Una pregunta muy habitual: ¿Debo apostar por ortodoncia lingual o Invisalign? ¿Qué solución será mejor para mi sonrisa? ¿Con cuál me encontraré más cómodo? ¿Qué hay de la rapidez del tratamiento? No te preocupes. Si tienes estas o más dudas, lo primero que tienes que saber es que es totalmente normal. En segundo lugar, no te pierdas este post que hemos creado para ti en el que trataremos de responder a las preguntas más habituales.
Lo primero que tienes que saber es que la ortodoncia lingual e Invisalign son dos sistemas que funcionan. Por tanto, obtener los mejores resultados dependerá de otros factores, como apostar por un ortodoncista profesional y de calidad o seguir de manera precisa las instrucciones y recomendaciones que nos ofrecen.
A la hora de decidirnos por una u otra, es conveniente escuchar a nuestro especialista, pero también fijarnos entre distintos criterios comparativos, como la estética, la precisión, la comodidad o la higiene. No te pierdas esta útil información que te vamos a ofrecer antes de tomar tu decisión final.
Empecemos por la estética. Ambas alternativas se engloban entre lo que conocemos como “ortodoncia invisible”, ya que son prácticamente imperceptibles. Sin embargo, Invisalign sí que puede percibirse desde muy cerca, ya que es transparente. Eso sí, no deja de ser una ortodoncia increíblemente estética y discreta. La lingual, por su parte, es totalmente invisible desde el exterior, ya que se coloca en la cara interna de nuestros dientes.
Cuando hablamos de precisión nos referimos a conseguir los resultados planificados. En este caso, ambas opciones ofrecen altísimos porcentajes de éxito, tratando prácticamente todos los casos de maloclusiones o problemas dentales.
Sobre la comodidad, está claro que la principal diferencia entre la ortodoncia lingual o Invisalign es que esta última se puede retirar y volver a poner a nuestro antojo, por lo que su comodidad es total. Eso sí, ten presente que la lingual es una alternativa que se realiza a medida de cada paciente, por lo que se ahorran muchas molestias o rozaduras. La adaptación también es total y en apenas dos semanas se consigue acostumbrarse a llevarla colocada.
Eso sí, la principal incomodidad de la ortodoncia lingual se dará cuando se pueda despegar algún alambre o bracket que pueda causar pequeñas heridas en la mejilla o en la lengua. Esta situación no se da bajo ningún concepto con Invisalign.
En último lugar, la higiene. En este apartado, podríamos poner un 10 a Invisalign, ya que, al ser de quita y pon, podremos cepillarnos de manera habitual sin problema. Con la lingual es algo más difícil, pero mucho más sencillo que con los brackets tradicionales.